El jueves es
el cuarto día de la semana; el día que está justo en medio entre lunes y
domingo. Pero también es una canción de LODVG. O incluso una revista. Pero para
mí los jueves son un día diferente, un día en el que tengo que ir a cenar a la
casa de, normalmente, personas que no conozco. El jueves fue la segunda de las
cenas.
Esto va de
la siguiente manera… Hay una lista en la que la gente se apunta para darnos de
cenar (imagino lo que estáis pensando, y sí, yo también me siento como una
mercancía…) así que allí que vamos Inma, que es la otra Intern, y yo.
El primer
día nos tocó en casa de Ms. Mason, o como nosotros la llamamos, María. Es la
profesora de arte en el colegio. Terminamos éste y nos fuimos con ella en el
coche hacia el Y (YMCA, o lo que es lo mismo, el gimnasio de aquí; luego os
contaré más acerca de él, pues tiene una historia interesante). En el Y no
estuvimos mucho, únicamente unos 30 minutos en los cuales nos dio tiempo a
jugar al futbolín con un niño de unos 5 años que era más malo que jugar sin
brazos; y al air-hockey.
Tras este
breve tiempo allí, nos fuimos a otro pueblo (no muy lejano) para llegar a su
casa. Una casa bonita, con un montón de platos en la cocina que databan de
siglos atrás y que estaban expuestos. Tras la cocina, un patio precioso, con
una carpa cuadrada de madera y luces cruzadas de esquina a esquina, acompañado
de una perfecta tarde-noche, hizo que ese sitio fuera una auténtica delicia.
Tras este momento de reconocimiento de la casa y de tomar un poco de agua (vaso
al que golpeé tirando todo el agua por la mesa y empapando el móvil de María…
¡qué mala pata! Aún tengo que aguantar bromas…) Nos dispusimos a cenar un
delicioso y contundente trozo de carne con cebolla, zanahorias, huevo,… que
estaba delicioso. Un trozo de lo que
sobró se lo ha llevado al colegio y todos la mirábamos ansiosos esperando que ofreciera
un poco, para desgracia nuestra eso nunca llegó a suceder…
La verdad
que al principio la tarde no prometía, nos costó arrancar bastante pero una vez
que empezamos con las canciones típicas españolas tales como: “La mayonesa”,
“Aserejé”, “Paquito, el chocolatero”, “El chacachá del tren”, “Los pajaritos”
aquí es conocido como ”Chicken dance”.… A partir de ahí nos vinimos arriba y
estuvimos haciendo el tonto un rato. Nos
dieron las mil y al día siguiente hubo que ir al cole gastando algo de energía
de la reserva…
Lo que os
comentaba del Y. A todos nosotros nos dicen las siglas YMCA y lo primero que se
nos viene a la cabeza y lo que la mayoría conocemos es la canción. Pero tiene
una intrahistoria muy particular que yo desconocía. Os dejo el enlace de la canción: (http://www.youtube.com/watch?v=xWPggrghWnA&feature=related)
El caso es
que el Y era antes un lugar de acogida para los sin techo. Allí podían dormir,
comer, ducharse y demás. Y ahora se ha convertido en un gimnasio. Pero no solo
hay un gimnasio, hay un montón. Os dejo un enlace por si queréis saber algo más
sobre el Y y la ONG que lo hacía y hace posible (http://definicion.de/ymca/). La letra de la canción nos explica
todo esto, pero claro el inglés,… no es lo nuestro. Os dejo aquí el enlace con
la letra en inglés y español. (http://www.songstraducidas.com/letratraducida-Y-M-C-A-_3608.htm).
Cambiando de tema...
La segunda
cena. Esta cena es diferente. Muy diferente. Fue en casa de un alumno del
colegio, él está en mi clase.
Os pongo en
situación, cada clase tiene a un niño que no es como los demás, que es obvio
que es distinto; que de primeras no lo quieres tener en clase. ¿Por qué? Os preguntaréis…
Pues muy sencillo, porque molesta, entretiene, hace lo que le da la gana,… va a
su bola en definitiva. Pero os diré que después de la cena le miro con otros
ojos, me encuentro delante de un auténtico genio.
He de decir
que a la cena no íbamos con muchas ganas, pues las habladurías hacían que fuéramos
más nerviosos de lo habitual. La gente sabía dónde nos tocaba cenar y se
acercaban para darnos el pésame y desearnos suerte. Y la verdad que la necesitábamos
aunque no tanto como la gente pensaba, allí descubrimos a una familia…
distinta.
La madre es
una mujer majísima, muy atenta, que se ha ganado el cielo teniendo que aguantar
a lo que tiene por marido. Del espécimen os hablo a continuación. Es
vegetariano, bueno la familia es vegetariana pero nos pusieron pollo para cenar.
Todos nos comimos el pollo menos él. Él tenía un batido de no sé qué y no se
sentó en la mesa con nosotros, iba hablando mientras andaba a nuestro
alrededor. Nos dio una chapa alucinante, se pudo tirar 10 minutos hablando sin
dejarnos decir nada… así que a los dos minutos desconecté. El resto de minutos
me los pasé rezando para que su monólogo no terminara en una pregunta, porque
como me preguntara algo iba a flipar con mi cara de póker.
Tuve suerte,
él se calló y se hizo un silencio sepulcral en el que aproveché para coger mi
cuchara, llenarla de lo primero que pillé en el plato y comer como nunca lo
había hecho. Era el momento de respirar profundamente y volver a conectar. Pero
lo que nos esperaba no era mucho mejor…
Tras el
monólogo empezó el interrogatorio…
- - ¿Qué
años tenéis? 20 y 24.
- - ¿Qué
hacéis aquí? ¿Por qué venís a USA? ¿Por qué Wisconsin? ¿Por qué Lacrosse? ¿Por
qué…? ¿Por qué…? [Me recordaba todo esto al día de la embajada, con el tipo en
el otro lado del cristal preguntándome cosas para darme el visado.]
Alucinante retahíla de preguntas que nos sobrevivieron a las
que solo acertamos a decir: “Queremos aprender inglés, es una gran experiencia
venir aquí”.
Y a lo que llega la frase lapidaria del día y de mi estancia:
“Pues para estudiar inglés iros a Nueva Zelanda”. Nuestra cara de póker debió
ser brutal, no sabíamos ni donde meternos. El hombre se despide de nosotros con
un “encantado de conoceros” a eso de las 18.45 y nos dice: ”Es hora de dormir”.
Esta misma persona es la que habla siete idiomas y chapurrea otros cuatro, es
un neurocirujano reconocido,… pero ¡qué quieres que te diga! Es un tipo diferente. Está colgao’.
A partir de ahí todo mejoró. Nos quedamos con la madre y la
niña pequeña (tienen 3 y a cada cual peor) que se ponía los pantalones en la
cabeza y gritaba: “¡No puedo ver!”. Fue un momento divertido. Mientras esto
sucedía vi unas patas moverse por debajo de la puerta y resulta que era el ¡gato!
Otro buen momento sucedió cuando mi alumno, con una facilidad pasmosa, nos dio un
curso básico acerca del ADN, nos leyó parte de un cuento de Tintín y nos dejó
con la boca abierta más de una ocasión. Este chico es un genio.
El día pasó y en el colegio no escuché más que preguntas
acerca nuestra cena. Todo el mundo quiere saber. Es cómico, gracioso,… pero la
gente no sabe que tiene delante un auténtico portento de chico, un auténtico
diamante que, como todo genio, no es normal.
El próximo jueves más historias
es verdad!! cuando he visto YMCA lo PRIMERO que he pensado es en la canción y los 4? tíos en cueros jajaja
ResponderEliminarlo de las cenas tiene que ser épico...cada día jugando a la lotería de con quién te toca cenar
Pues ahora mismo no recuerdo cuántos eran... pero da un poco igual. Nos tenía que haber visto en casa de la profe bailando eso... para echarnos del país!!!
EliminarPues últimamente voy a casa de alumnos míos, y no me mola mucho porque es un poco marrón; aunque al final siempre hay cosas que contar. :D
Madre mía, que bien te lo pasas, te tratan a cuerpo de rey chato, espero que estés disfrutando tanto como dejas patente aquí. Un abrazo
ResponderEliminarLa verdad que me tratan demasiado bien, pero no es para menos, yo me hago querer!! jajajajaj Por ahora muy bien, me gustaría tener un poquito las tardes de entre semana más ocupadas; pero claro ahora hace buen tiempo y cualquiera se mete en el gym; luego supongo que iré más a menudo. Cuídate por allí y aprovecha que no te doy la murga!!! xD
Eliminarque bueno, lo de es "es mas malo al futbolin que uno sin brazos"
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