miércoles, 26 de septiembre de 2012

¡Viva el espectáculo!


El sábado fue el día elegido para ver mi primer partido de football (fútbol americano para nosotros) y la verdad que lo que menos he visto ha sido el partido. Me he dado cuenta de que todo el mundo habla de football. Todos están locos por este deporte y ahora entiendo por qué. Lo que uno va a ver no es solo un partido, va a ver un espectáculo de casi cuatro horas. Es una auténtica pasada.

Os voy a relatar nuestro sábado, que así es más cercano. Nos levantamos a las 6.30, un poco antes de lo que lo hacemos durante la semana pues tenemos un viaje de dos horas y media; y tras desayunar, coger todo y demás se nos hace un poco tarde y salimos a las 8.00 (Yo tampoco me explico como tardamos tanto…)

A partir de ahí: viaje, viaje, y más viaje. En el trayecto vamos viendo animales de lo más común por estas zonas: caballos, vacas, ciervos,… Pero de repente empezamos la cuenta atrás. Hoy es el día del cambio de estación de verano a otoño. A las 9.46 y en mitad de la carretera íbamos los seis contando: 10…9…8…7…6…5…4…3…2…1… ¡Otoñoooo! Hemos gritado todos a la vez… Así empezaba el espectáculo. Sin dejar de mencionar que hemos dado la bienvenida a esta nueva estación con 6 grados y un aire terrible. El día más frío, con diferencia, de lo que llevo aquí; aunque no puedo quejarme por ahora ya que aquí hace dos años alcanzaron -50 y el año pasado -40…



Llegamos a Madison, nuestro destino final, y el sitio en dónde juegan los Badgers. El equipo de la Universidad de Wisconsin. Nuestra entrada ha sido triunfal. Vemos que nos indican un parking, hay que pagar $15 y nos percatamos que el primer sitio está libre, así que en vez de maniobrar, damos la vuelta a todo el parking y llegamos a tan ansiado lugar. Nos disponemos a aparcar, nos comemos el bordillo, damos con la cabeza en el techo pero el coche queda perfecto. Todo el mundo nos mira y les devolvemos una sonrisa. ¡No pasa nada, colega!

¡Todos abajo! Cogemos nuestros chubasqueros (porque también nos ha llovido un poco), nuestros guantes, nuestras bragas (las del cuello, que las otras las llevábamos puestas), camiseta térmica, camiseta de los Badgers y nos ponemos a andar en dirección a dónde va la gente. Más que nada porque no teníamos ni idea…

Una vez que estamos llegando al campo escuchamos mucho revuelo, escuchamos música,… Y seguimos andando porque queremos entrar lo antes posible. Cojo mi entrada. Enseño mi bolsa y el tío que está ahí me dice: “No, esto no”. Miro al niño que iba conmigo: “Do you understand anything?” (¿Entiendes algo?) Me mira con cara de póker. Tenemos un problema. Se solucionó rápido. El tío no sabe hacer bien su trabajo y claro, la arma. Total que la supervisora me dice: “Go, go”. Eso lo entendí perfectamente, así que pa’lante.



Entramos en el campo. Quedan 4 minutos para que empiece el partido y ya estamos en nuestros asientos. La banda está sonando haciendo figuras en el césped. Las cheerleaders danzando por el terreno de juego. Todos se sitúan en la salida del túnel de vestuarios. Se escucha un estruendo. Las cámaras enfocan a los jugadores. Todo el público aplaude a rabiar. Yyyyyy…………. ¡¡¡Salen los árbitros!!! ¡¡¡Buahh!!! Todos chafados… Pero justo detrás… sale el equipo local, todos de pie en sus asientos, se alzan las banderas, dan una vuelta de honor, saludan a sus fieles seguidores. ¡¡¡Empieza el show!!!




Empieza a salir el equipo rival: “Los Miners”. El público abuchea un poco.

Se hace el sorteo de campo. Tres jugadores de cada equipo y los siete árbitros se saludan. Diez minutos más tarde se ha hecho el sorteo (Aquí no hacen fotos tras el sorteo porque no entran todos…)
De repente, me doy cuenta de que siguen saliendo jugadores de cada equipo. Trato de informarme. Y mis fuentes me dicen que cada equipo cuenta en su plantilla con unos 150 jugadores. Yo alucino y vuelvo a preguntar. Sí, sí, información contrastada. ¡¡¡150 jugadores!!! Pero eso sí, juegan 11 de cada equipo en el campo y 22 en total normalmente. Ya que juegan 11 para atacar, y cuando hay que defender se van todos y entran otros.



El partido empieza, aquí cada jugada se celebra como si fuera la última. Aunque, al principio, no estábamos muy animados. Íbamos por debajo en el marcador, nos acaban de hacer un touchdown. Pero en la siguiente jugada, robamos, uno de nuestros jugadores recorre 80 yardas sin que nadie pueda alcanzarle y sumamos los dos primeros puntos que hacen que nos acerquemos (6-2). A partir de aquí y toda la primera mitad fue coser y cantar. 23-9 al descanso y una superioridad aplastante. A mí me dio la sensación de que era como un partido del Barça cuando gana 2-0 al descanso. La segunda parte sobra. Pero tuve que callarme y morderme las uñas porque hasta el rabo todo es toro.

Por cierto, a modo informativo. Se juegan cuatro cuartos de 15 minutos cada uno, en los que a veces se para el tiempo y otras no. Entre los dos primeros y los dos últimos un descanso de 15 minutos. La puntación y la forma de jugar son más liosas, así que no procede informar ahora…



Empieza la segunda parte por los mismos derroteros que terminó la primera, los Badgers dominan en el juego y en el marcador. Pero en un arreón, los Miners se ponen seis abajo y roban el balón. Todo estamos con el miedo en el cuerpo ya que un touchdown igualaría el marcador, pero, cuando peor estábamos, los Miners cometen una falta en ataque y balón para los Badgers, éstos no lo iban a desaprovechar consiguiendo un touchdown. Se reanuda el partido, nuevo robo de los Badgers que aumentan la ventaja, ya insalvable por el tiempo que queda, y el público salta de sus asientos, lo celebra por todo lo alto. Es el momento futbolístico de la noche.



Pero el gran momento de este inmenso espectáculo, sin lugar a duda, sucedió mediado el último cuarto. En un tiempo muerto. Empieza a sonar una canción, que yo no tenía ni idea cual era, y el banquillo visitante empieza a saltar. Todo el estadio saltando a lo loco, como si nos fuera la vida en ello, durante un par de minutos. Sigo sin entender por qué pero es algo normal aquí. Una locura de la que me encanta ser partícipe.
Otro de los grandes momentos se vivió en el video-marcador, porque hacen una carrera de letras; como si fueran unos cartoons (dibujos animados), y luego hay una letra que gana. Todo el estadio está dividido por letras y cada zona del campo animaba a la suya. El tensiómetro estaba por las nubes; y la ganadora es… la ¡¡¡N!!! Toda esa grada celebrándolo a lo grande, el resto aplaudiendo a rabiar.

Me estuve dando cuenta de que sigue siendo una película y no pude dejar de reirme con la primera de estas dos imágenes. Son los jugadores del equipo local calentando en la banda.





Una de las cosas que deberíamos trasladar a Spain en la ola, nosotros no sabemos hacerla; hubo un momento en que empezó la ola. Yo no intuí lo que iba a pasar, me parecía una más de las muchas en las que he participado. Todo empieza como nos lo imaginamos, un grupo de gente se levanta, la hace y el resto sigue. Pues perfecto, así fue. Ni más fácil ni más difícil. Pero que pasa cuando la ola llega a su fin, ¡que rebota! Y vuelve en la otra dirección. Nada nuevo diréis. Y lleváis razón. Un vez que vuelve a su lugar de origen se arranca otra ola, pero, esta vez, en modo slow; es decir súper despacio. Se tardaron 7-8 minutos en terminar de dar la vuelta al campo, fue muy extraño y extremadamente divertido. Y, por último, faltaba la ola súper rápida; así que se pusieron a ello y en menos de 1 minuto las casi 81.000 personas del Camp Randall Stadium ya se habían levantado. ¡¡¡ES-PEC-TÁ-CU-LO!!!



Por cierto, termina el partido con un marcador final de 37-26 y se desata la fiesta; unas cuantas personas saltan al césped. Las cheerleaders prosiguen su actuación, sale toda la banda,… y yo no sabía ya ni dónde estaba. Se escucha música por todos lados, todo el público cantando y, de repente,… ¡¡¡Chicken Dance!!! O traducido al español, para el que no se leyeran la entrada anterior o para el que se le haya olvidado, ¡¡¡LOS PAJARITOS!!! Todo el estadio bailando los míticos “pajaritos por aquí, pajaritos por allá,…” ¡Esto es la bomba! El espectáculo sigue y sigue. Cuando terminan nos disponemos a salir del estadio, lo logramos entre la maraña de gente y, nuestra sorpresa fue ¡qué seguían con la fiesta! Todo el mundo estaba fuera del estadio con la banda cantando y bailando. Nosotros ya habíamos tenido bastante. Así que seguimos, a eso de las 15.15, nuestro camino hacia el coche…



Por cierto, como buen americano que me hacen ser, el partido lo vi comiendo cacahuetes, perritos, y un vaso de chocolate caliente. Así da gusto…






PD: Para terminar el día dimos una vuelta por Madison, por uno de los lagos que lo rodea y la bóveda del capitol.







5 comentarios:

  1. Es genial ver todo de color rojo!! parece de peli... esa sudadera color azul sería abucheada por doquier! jajaja

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  2. jajajaj No, no; el otro equipo iba de blanco así que tuve suerte... porque cuando íbamos no teníamos ni idea y rezábamos para que no fuera de azul...
    PD: me dijeron que el primera partido de la temporada es el que sale en las pelis porque es cuando hacen más cosas...

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  3. Si llego a saber que cada equipo cuenta con 150 jugadores, habría dejado el fútbol y habría empezado a entrenar fútbol americano que seguro que tengo mas posibilidades de entrar, porque cooriendo a lo RAUL solo hay uno jajaja....
    Asique me voy al gym ya para empezar a entrenar =)

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    1. Me da que con eso no es suficiente; es mejor ser gordo y lento que flacucho y rápido... así lo tienes difícil :DD

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