lunes, 3 de septiembre de 2012

Tras un día entero metido en un aeropuerto ¡por fin! llegué al destino


Empezamos por el principio, o porqué no, hagamos la historia al revés… 

Aquí me encuentro a las 6 de la mañana hora de aquí escribiendo esto, la gente se acuesta muy pronto (a las 9.20 me vine para la cama yo…) que es lo único a lo que no se si me voy a acostumbrar…

El resto por ahora es perfecto: una choza de revista, gente muy agradable, he conocido a la directora, a alguna profe, el colegio y hoy tengo entendido que iremos a ver el centro de La Crosse.

El caso es que todo empezó en el aeropuerto de Barajas, como no, allí toca siempre  hacer cola y cuando llegas a pesar las maletas ¡peligro! algo hay que no funciona bien, mis maletas de mano se pasaban de peso… Así que a cambiarlo un poquito todo para que al final la señora me dejará pasar con sobrepeso :DD

Al final en Barajas ningún problema, e incluso me tiré parte del vuelo hablando con un viejete de Santander que viene mucho a Madrid, él iba a California a ver a su hija que, como él dijo en modo de cachondeo, una mezcla rara entre irlandés y americano le había robado.





Todo fue perfecto hasta que llegamos a Paris, ahí estábamos los dos mirando las pantallas a ver dónde teníamos que ir y ¡voilá! Los dos íbamos al mismo lado, así que aeropuerto para arriba a encontrar nuestra zona de embarque. Lo que no me esperaba era lo que me venía por delante…
Conseguimos llegar y mi tiempo, que parecía que sobraba, se convirtió en tiempo preciado. Allí había muchísima gente y unas colas tremendas para llegar así que despedí a mi compañero de viaje y allí me fui al mogollón. Esperar, esperar y esperar; mirar la hora, ver que no avanzas desesperarte, ver que vas a perder el avión,… el tensiómetro estaba por las nubes.

Paso el arco triunfante pero claro tienes que pasar a que te miren el pasaporte ; gente, gente y  más gente, y entre la multitud un negro me señala y me dice ¡Tú! Y me indica a una zona que no tenía muy buena pinta. El caso es que me ves a mi allí entre tres negros para pesar la maleta (ahí entendí que la maleta debía ser pesada, llamarme tonto pero no lo ví claro hasta que descubrí una báscula) y claro de nuevo ¡peligro! En Madrid la señora me dejó pasar con más peso, pero estos…

Pues casualidades del destino al negro le debí caer bien mi maleta se pasaba casi dos kilos y el negro me dijo: ”Corre, sálvate de esta” – No sé si es la traducción literal pero a mi me pareció entender eso y eso hice, salir por patas.

Y esperar, y esperar y volver a esperar. Me empezaba a desesperar…





Y cuando estoy allí que me va a tocar enseñar el pasaporte, ¡zas! El tipo que los mira desaparece; me quedaban escasos 20 minutos para que mi avión saliese y cada vez veía más imposible llegar puesto que no sabía a dónde tenía que ir después…

Me cambié rápidamente de fila, mejor dicho una chiquilla a la que le enseñe el billete desesperado me dijo una fila mucho más rápida, y ahí me toco en apenas cinco minutos y cuando cantaba victoria… un tren… ¿¡¿¡¿¡¿¡ Pero cómo que un tren?!?!??!? Pues como lo leen, debía coger un tren para que me acercara a mi terminal, ahora si que mis opciones se acababan… ¡pero no! Ese tren era como el Batmóvil, rápido no, rapidísimo. Así que quedaban poco mas de 10 minutos para salir y yo debía estar a un kilometro de mi avión.  Paso el control de seguridad, mucha gente con cartelitos de mi vuelo que me decía “quickly” así que yo raudo y veloz maleta en donde podía y ordenador encima me dispuse a correr… todo el rato corriendo hasta que por fin vi una puerta en la que me estaban esperando dos negras para pedirme los papeles en un español no mucho mejor que mi inglés, pero nos entendimos que era lo importante… Llegué 4 minutos antes de partir ¡4 minutos! Y encima lo peor de todo es que me di cuenta de que mi baja forma es notoria… afixiado.

Después de esto poca cosa, a pasar el día ahí dentro; me esperaban 9 horas de vuelo muy relajadas en las que solo pude echar una cabezada y jugar a juegos de la pantallita de delante, escucharme un disco de Juan Luis Guerra 10 veces, ir cambando a otros de jazz, blues, rock,… había un poco de todo; bueno y leer un buen rato.

Luego ya fue todo volado, y  nunca mejor dicho, llegamos a Mineápolis con la calma; aunque casi la armo en la aduana… después de esperar un buen rato cuando me tocaba, me faltaba un papel… que tuve que rellenar allí mismo. Y en la entrevista no hay cosa como ponerse nervioso y cagarla… la chica me preguntaba y yo… la cagaba. Aquí dejan entrar a cualquiera :D No os diré mis cagadas son cosas de niño de 4 años… Ponía un 0 donde no debía; no llevo comida, bueno un sándwich de membrillo y queso,… Así una tras otra hasta que me dijo la famosa pregunta de:
  •               “¿A qué vienes aquí?”
  •        Y yo con la poca seriedad que me quedaba le dije: “A enseñar en un cole en español”
  •        Y ella me suelta: ”Si porque como vengas a enseñar en inglés…”



El caso es que me dejo luz verde para entrar, cogí mi maleta, pasé aduana, volví a dejar mi maleta, pasé un arco metálico con los brazos arriba mientras un tubo da vueltas sobre ti y allí estaba otra vez, en un aeropuerto buscando la terminal… Todo muy fácil y sencillo, salvo que siempre tenemos la buena suerte de que nuestro avión sale de la otra punta del aeropuerto. Me dispuse a andar y allí me encontraba a los 10-15 minutos.

¡Solo queda uno!

Ya estaba casi todo hecho, mi último avión del día,… avión por llamarlo algo. Parecía muy pequeño y realmente, lo era. Me obligaron a dejar mi equipaje de mano con una cinta rosa porque no entraba en el avión, ya lo meterían ellos en otro lado,… Entro en el avión; entrada triunfal… cabezado contra la chapa. Bien, bien,.. el azafato descojonándose. Sigo avanzando los cinco metro que me separaban del últmo asiento del avión, mi asiento. Y que me encuentro allí, un huequecito enano al lado de la ventana y en el otro lado, a mi lado, un tío que no pesaba menos de 150 kilos… muy majo por cierto, pero muy grandeee!!! Resultado: enlatado.

Aún así con estas llegué a mi destino a un aeropuerto más pequeño que el campo del Rayo, que me enterado que ha empatado,… y nada más salir: Un cartelito, “Welcome Diego” y toda la familia ahí esperándome :DD




3 comentarios:

  1. maldito diego la suerte que tienes para lo facil que habria sido que te la jugaran en tantos sitios diferentes jejeje
    un abrazo y ya nos iras contando como va eso de enseñar español en un cole americano jeje

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  2. Lo mejor de todo es tu entrada triunfal con cabezazo incluído jajaja! así llegas con un bulto sospechoso que te tienen que revisar en otro control de aduanas un negraco en algún rincón oscuro ;)

    Me imagino la conversación con la tía:
    -No llevo nada de comer... bueno, bocata de membrillo
    - Membrillo?? sí membrillo es lo que eres ,guapo.

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